Diócesis de Cabimas celebra la bajada de su patrona la Virgen del Rosario

Con profunda alegría y devoción, este 28 de septiembre se celebró la Tradicional Bajada de la Reliquia de Nuestra Señora del Rosario, Patrona de la Diócesis de Cabimas, en un acto multitudinario en la Santa Iglesia Catedral. Con esta celebración se dio inicio a las fiestas patronales en su honor.

Desde tempranas horas de la tarde, cientos de feligreses se congregaron en el templo parroquial para encontrarse nuevamente con la imagen de la Virgen del Rosario que en el mes de septiembre desciende de su camerín para celebrar sus festividades, que tienen como día central el 7 de octubre, día de su solemnidad.

A las 5:30 p.m. comenzó la fiesta mariana con el rezo del primer día de la Novena en su honor y el Santo Rosario. Seguidamente, se celebró la Eucaristía Solemne, que estuvo presidida por Mons. Ángel Caraballo, Obispo de la Diócesis, y concelebrada por varios sacerdotes, entre ellos: el Pbro. Jorge Pérez Tobila, Vicario General de la Diócesis y párroco de la Catedral; el Pbro. Alfredo Hernández, el Pbro. Jesús Meleán y el Pbro. Carlos Bracho.

Monseñor Ángel durante su homilía mencionó: “La reliquia de Nuestra Señora del Rosario se encuentra en el centro del presbiterio, en la parte alta, debajo del crucifijo. Desde cualquier parte del templo logramos contemplarla. Podemos decir, que esa posición privilegiada, de alguna manera, quiere significa el puesto principal que tiene la Virgen, después de Dios, como lo dice el canto popular: «Más que Tú, sólo Dios»».

El acto de la bajada de la imagen estuvo enmarcado en el Año de la Oración, decretado por el Papa Francisco para este año 2024 como preparación al Jubileo de la Iglesia a celebrarse el próximo año 2025. Al ritmo de las gaitas de la agrupación “Los Rosareños”, la reliquia de la Virgen hizo su descenso, siendo recibida por manos del Obispo y del Párroco de la Catedral.

Para finalizar esta noche mariana, la imagen de la Virgen del Rosario fue entronizada y llevada en hombros de los Servidores de María para procesionar por las afueras del templo y así bendecir a los fieles que se encontraban en la parte externa para encontrarse, un año más, con su Santa Patrona.

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