Parroquia Niño Jesús de San Timoteo recibió a su nuevo párroco

El pasado sábado 26 de abril, el Pbro. Julio Morillo tomó posesión de la Parroquia Niño Jesús de San Timoteo como nuevo párroco de la comunidad. El Padre Julio fue recibido con mucha emoción y alegría por la feligresía en la Cruz de Mayo para darle la bienvenida.

Al llegar a San Timoteo, los fieles lo recibieron con una muestra de su cultura: con cantos propios de los parranderos del Niño Jesús y con la sagrada imagen del patrono, que se encontró con la imagen de Nuestra Señora de Altagracia de Los Puertos, parroquia donde el Padre Julio fungió como vicario. Ambas imágenes acompañaron al nuevo párroco en su camino al templo parroquial.

Al llegar al templo, la procesión se encontró con los Vasallos de San Benito, quienes con el repique de tambor y la imagen del Santo Negro le dieron la bienvenida al Padre Julio en la puerta del recinto.

La Eucaristía fue presidida por el Pbro. Jorge Pérez Tobila, Vicario de la Diócesis; y concelebrada principalmente por los presbíteros: Julio Morillo, nuevo párroco de la parroquia; Horacio Martínez, párroco saliente; y Jorge Luis Ramírez, arcipreste del Arciprestazgo Beata María de San José; además de la presencia de otros sacerdotes.

Durante la Eucaristía, se realizaron los ritos correspondientes a la Toma de Posesión, comenzando con la profesión de fe, la entrega simbólica del templo parroquial con: la puerta principal, el campanario, el sagrario, el confesionario, la pila bautismal y el altar.

En la homilía de esta celebración, el Padre Jorge reflexionó sobre las lecturas del día, haciendo énfasis en la frase final del evangelio: «Vayan por el mundo entero y prediquen el Evangelio a toda creatura» (Jn 16, 15), y la relación que guarda con la misión que tiene el nuevo párroco en esta comunidad.

Para finalizar esta emotiva celebración, el nuevo párroco, el Pbro. Julio Morillo, dirigió unas palabras de agradecimiento a la comunidad parroquial por la cálida bienvenida y animó a los fieles a seguir trabajando de la mano, sacerdote y pueblo, por la extensión del Reino de Dios.

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