Este sábado 3 de diciembre, en la Santa Iglesia Catedral de Cabimas, fueron conferidas por el Obispo de la Diócesis, Mons. Ángel F. Caraballo F., la Orden del Diaconado al acólito José David Pérez Neri y la Orden del Presbiterado a los diáconos Jesús Jaime Meleán Bravo y Julio César Morillo Leal.
El recuerdo de la memoria de San Francisco Javier, Patrono universal de las misiones, fue oportuno para llevar a cabo esta celebración de gran regocijo para la Iglesia Diocesana de Cabimas que, por la gracia de Dios, tiene un nuevo diácono y dos nuevos presbíteros al servicio del pueblo de Dios que peregrina en la Costa Oriental del Lago.
Alrededor de las 10 de la mañana, los fieles provenientes de distintas parroquias de la geografía diocesana se dieron cita para presenciar la ceremonia de ordenación, la cual estuvo presidida por el Ordinario del lugar, Excmo. Mons. Ángel Caraballo, y concelebrada por el Excmo. Mons. Nicolás Nava, Obispo de la Diócesis de Machiques, así como también por el presbiterio diocesano de Cabimas.
La celebración estuvo sostenida musicalmente por las piezas interpretadas por el Coro de Niños Cantores del Zulia (invitado especial), que sirvieron para mantener el ambiente de espiritualidad y recogimiento al celebrar los santos misterios.
Vida sacerdotal: la Eucaristía y la Obediencia
Posterior a la proclamación del Evangelio, como lo señala la liturgia, dio inicio el Rito de Ordenación con la presentación de los candidatos a las órdenes del diaconado y presbiterado ante el Sr. Obispo. Seguidamente, Monseñor Ángel predicó su homilía basada en el centro de la vida sacerdotal: la Eucaristía, y en la obediencia, que debe tenerse al Obispo y sus sucesores. Monseñor también hizo énfasis en el sacramento de la Penitencia o Confesión, que solo puede ser ejercido por los presbíteros.
Luego, se procedió a continuar el Rito de Ordenación. El mismo está comprendido por varios momentos significativos, como: el canto de las Letanías de los Santos, la imposición de manos y oración consecratoria, la entrega de los Evangelios (en el caso del diácono) y entrega de la Patena y el Cáliz (en el caso de los presbíteros), el ungimiento de las manos de los presbíteros con el Santo Crisma y el momento de revestirse con las sagradas vestiduras.
Los neo-presbíteros dirigieron unas palabras de agradecimiento por su formación vocacional, cimentada en la oración de sus familiares y comunidades parroquiales de origen. Asimismo, de manera especial, expresaron su gratitud con la prelatura del Opus Dei, la Universidad de Navarra y el Seminario Internacional Bidasoa, donde se formaron en Sagrada Teología los últimos cuatro años.
Finalmente, antes de impartir la bendición, Monseñor Ángel encomendó sus ministerios a la Santísima Virgen María ante la Reliquia de Nuestra Señora del Rosario, Patrona de la Diócesis, con el canto de la Salve.