El pasado sábado 13 de abril, se celebró la Institución de Acólito del seminarista César David Villalobos Salas en El Oratorio Mayor del Seminario Internacional Bidasoa en Pamplona, España.
La Eucaristía tuvo lugar a las 7 de la tarde del sábado siendo presidida por el Excmo. Mons. Florencio Roselló, Arzobispo de Pamplona, Obispo de Tudela, y concelebrada por El Vicario del Opus Dei de la delegación de Pamplona, D. Carlos García del Barrio y El Rector del Seminario Internacional Bidasoa, D. Javier Ruza González. En la ceremonia se contó además con la presencia del Decano de la Facultad de Teología D. Gregorio y demás Formadores, Directores Espirituales y Sacerdotes invitados. Asimismo, la celebración fue amenizada por el Coro Gregoriano del Seminario Internacional.
«No te acostumbres a tener a Jesús en tus manos»
El celebrante, Don Florencio dedicó sus palabras a los seminaristas en su homilía. Su Excelencia detallo en un primer momento sobre el regalo más grande que se les ha dado: El Cuerpo de Cristo, enfatizando sobre el deber de no acostumbrarse a tener a Jesús en tus manos, invitó a irradiar paz.
Así mismo exhortó a no vivir este servicio como un mero trámite, un paso más hacia el sacerdocio, pues es algo muy especial y diferente pues “os acercais a tener en vuestras manos a Jesús resucitado”, a llevar a Jesús a muchas personas que para ellos es su vida, su motor, su fortaleza.
«Yo he salido evangelizado»
Don Florencio, hace referencia a la importancia del ministerio del acólito y su función de llevar la eucaristía a los enfermos, esto representa una de las más especiales y dedicadas tareas que se deben realizar, así mismo llamaba a reflexionar sobre como trato yo a Jesús Eucaristía y como la rutina nos puede llevar a no tener en cuenta lo delicado y especial que es.
«La grandeza de dejarse evangelizar»
Para culminar con su homilía, el celebrante dirigió unas palabras de aliento a los nuevos acólitos, “llevar a Jesús Eucaristía a muchas personas, a los enfermos y a dejarnos evangelizar por cada uno de ellos” acotó como la grandeza de dejarse evangelizar por cada una de las personas y como Jesús es la fortaleza que les mantiene en pie. El ser acólito permite participar de manera más activa en la eucaristía, ayudar a los presbíteros y diáconos en su ministerio y también en la distribución de la comunión, como miembros extraordinarios de la eucaristía.
En medio de la celebración, César Villalobos, el nuevo acólito, ofrece su testimonio de lo vivido. “Ha sido una experiencia que sobrepasó mis expectativas” han pasado ya varios años desde que entre en el seminario y como muchos de mis compañeros esperamos este momento tan central y especial pues establece que el camino de la formación previa que nos configura a Cristo Sacerdote está llegando a su final. Donde podremos ya estar más cerca de las celebraciones y participar de ellas de forma más cercana. Para mí es una ilusión poder ayudar más de cerca a las personas pues para ello nos preparan y llevarles a Cristo Eucaristía es una gracia que solo el mismo Jesús nos otorga”.