Diócesis de Cabimas participó en la Asamblea Nacional de la IAM

Durante los días 16, 17 y 18 de febrero la Iglesia Misionera Venezolana llevó a cabo su Asamblea Nacional de Coordinadores Diocesanos de la IAM en El Hatillo – Estado Miranda, en la cuál la Diócesis de Cabimas tuvo su representación.

La Iglesia que peregrina en la Costa Oriental del Lago se hizo sentir gracias a la participación de la joven Anángelis Cueva, Coordinadora Diocesana del Servicio de Animación Misionera Infantil (SAMI) y Carlos Suárez, Coordinador Diocesano del Servicio de Animación Misionera Escolar (SAME).

En esta asamblea, se reunieron 28 coordinadores de la Obra Pontificia de la Infancia y Adolescencia Misionera de todo el país, en representación de sus Iglesias Particulares, teniendo participación 3 Arquidiócesis, 16 Diócesis y un Vicariato Apostólico.

A lo largo de la jornada, los coordinadores tuvieron la oportunidad de recibir formación acerca del perfil y misión del Coordinador Diocesano de la IAM, la Iglesia sinodal en misión y otros temas de interés; eso aunado al ejercicio de Conversaciones Espirituales, replantear iniciativas del carisma fundacional y seguir los lineamientos del Secretariado Nacional en referencia a las Escuelas además de poner en práctica el Manual de la IAM.

Carlos Suárez expresó que pudo compartir con varias Diócesis y Arquidiócesis de Venezuela, dónde pudieron ver las necesidades de cada una de ellas en el trabajo de la IAM. «Pudimos ver el compartir de experiencias misioneras, la vida espiritual, la formación, el testimonio y la comunión que tiene la Iglesia a través de la OMP en Venezuela», dijo Carlos con mucho entusiasmo.

Comentó además que ya fueron agendadas las actividades de este año en el marco del 60° Aniversario de la IAM en Venezuela, iniciando a partir de abril, motivando a cada uno de los coordinadores misioneros a seguir haciendo el trabajo requerido en la misión para el crecimiento en la fe de adolescentes y niños de todo el país.

Por su parte, Anángelis Cuevas compartió que su experiencia fue mejor de lo que esperaba, pues al llegar allá y ver que todos los misioneros se movían por un mismo objetivo todos sus nervios se esfumaron. «Conocer la realidad de cada una de las Diócesis y sentir que cada uno de nosotros ama el servicio con el que trabajamos hizo que dejara a un lado el miedo y viviera de una manera más abierta la experiencia y la disfrutara», añadió esta joven misionera.

IAM
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