En el marco del Primer Congreso Diocesano de Catequesis se propició un encuentro formativo para los sacerdotes, diáconos y seminaristas de la Diócesis de Cabimas. El encuentro tuvo lugar en la Curia Diocesana, en horas de la tarde, dirigido por el Pbro. Juan Mariano De Lucio, director espiritual del Seminario Arquidiocesano de Burgos, España y acompañado por el Pbro. Raúl Pereda Sancho, director de Catequesis de la Arquidiócesis de Burgos.
Durante este encuentro, De Lucio destacaba la importancia de reflexionar en el ‘munus docendi’ del sacerdote en su compromiso con la catequesis, destacando en primer lugar la responsabilidad que tiene el sacerdote de hablar de Dios y de educar a los fieles en la fe, una misión que no se puede perder de vista.
Asimismo, expuso la necesidad de identificarse con Cristo, ya que el sacerdote no va a hablar de sus propias ideas, sino de Cristo. Afirmaba al respecto que “ejercer el munus docendi es mostrar a quien te ha elegido a ti”. Advirtió a los presentes acerca del peligro al que se expone un consagrado cuando no se nutre de Cristo, puesto que poco a poco daña su propia espiritualidad, “la vida sacerdotal sin Cristo se va apagando”.
El padre Juan De Lucio recordaba en su exposición además que el sacerdote es siempre maestro, pero que nunca deja de ser discípulo. En relación al ser maestro hizo hincapié en que se puede ser un maestro bueno y acercar a la gente más a Cristo, o malo cuando con su testimonio les separa de él. En este sentido, para ser un buen maestro hay que ser un buen discípulo, para enseñar a otros hay que ser “testigos con una vida coherente, porque nadie da lo que no tiene”.
Posteriormente, el sacerdote español haciendo mención a la relación entre munus docendi y catequesis resaltó que el sacerdote debe comprender que también el vive este continuo proceso de maduración en el fe y en la caridad, pero que en su espíritu de discípulo de Jesús debe siempre interpelarse y preguntarse: “¿Cómo está mi fe como sacerdote? ¿Creo? ¿Procuro alimentar mi fe?”. Aseveró además que, de una fe sólida y profunda vienen muchos frutos, por eso antes de acompañar, debe dejarse acompañar por Jesús en la meditación de la Palabra de Dios, en el tiempo dedicado a la oración, al estudio y a la propia formación.
Finalmente, se tuvo un momento de preguntas y respuestas con indicaciones pastorales prácticas para la predicación de la Palabra de Dios en la homilía y el acompañamiento catequético, donde también Monseñor Ángel Caraballo dio sus aportes en relación a la temática expuesta.