Seminarista de la Diócesis de Cabimas recibe Admisión a las Sagradas Ordenes

En la Solemnidad de San José, este lunes 20 de marzo, se celebró el Rito de Admisión a las Sagradas Órdenes del Diaconado y Presbiterado del seminarista Luis Fernando Morales Hernández, oriundo de la Diócesis de Cabimas, en el Oratorio del Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa (España).

El Rito de Admisión fue conferido por Mons. Abilio Martínez Varea, Obispo de la Diócesis de Osma – Soria (España), a 16 seminaristas provenientes de otras diócesis del mundo y que, junto al seminarista Luis Morales, cursan el segundo año de la etapa configuradora en la mencionada casa de estudios.

Esta celebración litúrgica se lleva a cabo con el propósito de que los aspirantes al sacerdocio de Cristo reafirmen su compromiso de continuar su formación cuando han alcanzado cierta madurez en su proceso vocacional. Este propósito de recibir las sagradas órdenes del diaconado y presbiterado se manifiesta públicamente ante el Obispo o algún delegado, quien es el encargado de aceptar este deseo de los candidatos. Esta admisión solamente puede ser conferida a aquellos aspirantes al sacerdocio, a diferencia de los ministerios del Lectorado y Acolitado que pueden ser recibidos por fieles laicos.

«Llevar a Cristo a todos los corazones necesitados de su amor»

La admisión a las sagradas órdenes forma parte del itinerario que los seminaristas deben seguir en su proceso de formación. Este rito tiene lugar, preferiblemente, antes de recibir los demás ministerios.

El seminarista Luis Fernando Morales, oriundo de la Parroquia Divina Misericordia de Puerto Escondido (Municipio Santa Rita), continúa actualmente su formación para ser sacerdote en este colegio eclesiástico internacional.

Por su parte, Luis Fernando manifestó que “ser admitido a las sagradas órdenes es un gran privilegio y también es uno de los sueños que cada uno de los candidatos experimenta desde el momento en el que ingresa al seminario y comienza su formación sacerdotal”, agregando: “En lo personal, recuerdo con mucha alegría cuando soñaba ser admitido y ahora, por la gracia del Espíritu, ese sueño se ha convertido en realidad y me impulsa a continuar mi camino de formación dando lo mejor de mí para llevar a Cristo a todos los corazones necesitados de su amor”.

Seminarista
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